viernes, 28 de mayo de 2010

Siameses de corazón

Di un par de brazadas hasta la orilla, y sujetándome a una de las piedras del borde te miré. El sol de primavera se reflejaba en tu blanca piel como si fuera un cristal traslúcido.
-Qué guapa eres.-Te dije desde la orilla. Alzaste la vista del libro que leías tumbada en tu toalla de colores y me sonreiste con tus ojos color caramelo.
-Tú más.-Respondiste sencilla, volviendo a mirar al libro. Salí del agua y me sequé deprisa para tumbarme a tu lado como un perro fiel. Tu solo dejaste de leer y tus gafas de sol en la hierba crecidita que rodeaba a nuestro lago. Nuestro sitio especial.-Abrázame tonto...-Obedecí, dócilmente y te estrujé entre mis brazos.- Quiero estar más cerca de tí...
-No puedes...-Te susurré.
-Si, si que puedo, hasta que seamos siameses de corazón.

lunes, 24 de mayo de 2010

Dalia Azul

Si en el fondo los dos sabíamos que nos encantaba sufrir, sufrir y pelearnos; eso sobre todo. Pero lo mejor era reconciliarse ¿no? A mi me gustaba que me abrazases y me hicieses cosquillas para obligarme a sonreír. Y estoy convencida de que a tí también te gustaba que te abrazase y que me resistiese a tus cosquillas itentando no reirme y poniendo esa cara de mártir. Pues entonces está bien que nos peleemos, así tu me dices todo y te desahogas. Solo que las palabras a mí solo me dan para defenderme. Y entonces, ¿cuando me voy a desahogar yo?
Probablemente no te importe. Lo que importa es que tú estés bien, lo que importa es que tú estés feliz, que tú sonríes por los dos, y te diviertes por los dos... Pero ni siquiera me contagias la felicidad, ni me contagias la alegría de corazón. Me obligas a tener el corazón estrujado y vacío. ¿No lo quieres?

jueves, 20 de mayo de 2010

Lisi.


-Ven Lisi, porfa hazme caso...-Me suplicaste mirándome con dulzura.
-No, y ya te he dicho que no me gusta que me llames Lisi, me llamo Alicia.-Y es un nombre muy elegante, añadí en mi interior. Seguí mirando a mi muñeca gafotas con pelo de lana. Le volví a dar cuerda para oir esa conocida melodía y la canté, más bien la susurré a trozos. You are my sunshine, my only sunshine... You make me happy... Mi mamá me la enseñó cuando me compré la muñeca. Pero seguro que ya no se acuerda de la muñeca. Seguro que no se acuerda ni de la canción; porque tampoco se acuerda de mí... En el hospital dicen que no se acuerda de leer. A ella le gustaba mucho leer, y siempre me contaba cuentos al despertarme.
-Perdóname...-Susurras desde la ventana.
-No quiero perdonarte, no quiero porque has matado a mi tortuguita.
-Lisi, ha sido una hipotermia, porfa, ven aquí.
-No, no voy a ir, has matado a mi tortuguita y encima de frío. Podrías haberla abrazado. Pero se ha muerto y por tu culpa.-Me caen las lágrimas y vuelvo a dar cuerda a Alicia.- Y ya te he dicho que no me llames Lisi. Y que no voy a ir contigo.
-Pero te vas a congelar pequeña... Ven princesita, va a empezar a llover...























Llueve.

martes, 18 de mayo de 2010

Charlotte.

¿Estas loca?
Te oigo pero no te escucho, te sonrío, como siempre que te enfadas conmigo con autosuficiencia, me río de eso que dices, de eso de "te quiero" de lo otro de "te amo" y de "quiero compartir el resto de mi vida contigo". Me río de tí en tu cara, y lo más patético es que no te des cuenta de que te utilizo. De que no me importas, de que yo no soy la chica dulce que parezco, de que no te quiero, de que no te amo. No me digas nada de "esos ojos de odio". Es penoso que cuando AHORA te lo digo a la cara, cuando te das cuenta de todo, te da igual y sueltas tus tristes: "Podemos arreglarlo". Pero como tu dijiste: si uno no quiere, dos no hacen nada. Yo no quiero arreglar nada, solo quiero que sufras, solo quiero hacerte sufrir, solo quiero utilizarte mientras me sirvas, o hasta que me canse de ti. Así que me acerco a tí, finjo alguna respiración entrecortada y caigo en un llanto, me sumerjo en mi mar de lágrimas dejando que me mezcas en tus brazos de estúpido y que me quites el pelo de la cara con toda tu dulzura y tu amor. Lloriqueo y te digo que lo siento, que te amo y que te quiero. Tú me miras y me dices que lo sabes. No te creo, pero me callo. Me dices que lo sabes, me dices que lo supiste siempre y que miento muy mal. Que se me nota que miento cuando te digo que no te quiero. Reprimo una carcajada, puede que pienses que voy a recaer en el llanto.
¿Que miento mal? No sabes lo bien que miento. Porque soy todo lo contrario a lo que tu ves, a lo que tu crees.

jueves, 13 de mayo de 2010

Pasteles de Cereza

Quiero aprender a volar. Una vez conocí a una chica que sabía, se le notaba en los ojos. Era dulce y andaba con mucha ligereza, me enamoraron sus movimientos fluidos y ese pelo castaño que siempre llevaba suelto y algo enmarañado. Desde que la conocí, supe que podía volar, es como cuando ves a alguien por primera vez y piensas: "Seguro que hace unos pasteles de cereza riquísimos". Pues no me equivoqué. Ella simplemente iba y venía; pero nunca me enseñó a volar. Creo que me daba vergüenza pedírselo. Creo que se ha ido, pero quizás vuelva en un día de viento. De lo que más me arrepiento, es de no haberle regalado nunca un pastel de cereza.

lunes, 10 de mayo de 2010

Tú.

Tu eras una de esas chicas alocadas y llenas de energía; pero eras tan tímida que ni te movías si había alguien delante. Es que se te notaban las ganas en los ojos, esos ojos tan oscuros y tan claros con los que mirabas al mundo. Eras de esas chicas dulces que llevan comida a los gatos abandonados. Eras de esas que hablan con los pájaros, de las que miran a las nubes buscando formas, eras de las que viven en una fantasía. Nunca tuviste demasiados amigos, pero no te importó.
Hasta que los tuviste. Te volviste más extrovertida; para mí, perdiste tu encanto.

jueves, 6 de mayo de 2010

Ellis


Ellis es la que mejor se esconde de las sombras. Muchas veces, cuando estoy sola ella me enseña a esconderme para que no tenga miedo. Pero cada vez viene menos a verme. Y estoy asustada de las sombras,se hacen más grandes y no se donde esconderme.